Aníbal
fue un famoso militar cartaginés que, según la leyenda, hizo jurar
odio eterno a los romanos ante los dioses. Tras la muerte de su padre
y el asesinato de su cuñado Asdrúbal, Aníbal sumió la
jefatura del ejército cartaginés que ya entonces controlaba el sur
de Hispania.
Aníbal
consiguió ganarse el miedo de los romanos. En el siglo 208 a.C.,
Aníbal concedió a su hermano Asdrúbal el mando de las tropas en
Hispania y partió a Italia con un ejército de 60.000 hombres y 38
elefantes. Después de atravesar los Alpes y muchos más territorios,
llegó a la llanura del Po, donde derrotó a los romanos
sucesivamente en varias ciudades. Esta fue una de sus hazañas más
conocidas en la historia militar.
En otra de sus batallas, Aníbal tomó posiciones junto al río Aufidus, allí esperó y aniquiló al ejército romano compuesto por más de 50.000 hombres bajo el mando de Lucio Emilio Paulo, que murió también en la batalla.
El curso de la
guerra cambió gradualmente en contra de Aníbal. El gobierno
cataginés se negó a enviarle refuerzos.
Aníbal intentó tomar Roma, pero los romanos
mantuvieron con éxito sus posiciones. Aníbal perdió la lealtad de
muchos de sus aliados itálicos y las esperanzas de reponer sus
tropas con nuevos soldados.Tras la firma de un tratado de paz con Roma, Aníbal inmediatamente comenzó a preparar la reanudación de la lucha.
Aparte de otras acciones, Aníbal redujo la corrupción del gobierno, pero los romanos lo acusaron de intentar romper la paz y fue obligado a salir de Cártago, refugiándose en la corte de Antíoco III, rey de Siria. Luchó junto a él contra los romanos, pero cuando Antíoco fue derrotado y firmó un tratado con Roma prometiendo la rendición de Aníbal, este escapó para refugiarse con Prusias II, rey de Bitinia.
Cuando Roma pidió de nuevo, y consiguió, la entrega de Aníbal, este se suicidó.
Y fue así como Aníbal se pasó prácticamente toda su vida intentando derrotar a los romanos, cosa que, finalmente, no consiguió, aunque conquistó muchas de sus ciudades. Y murió cuando Roma, por fin, lo atrapó.
Trabajo realizado por: Fátima y Salomé.
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